Hoy es otra noche más en las que me acuesto y me enrosco, dándome consuelo a mí misma; porque nadie más lo hará, lloro sin parar y el dolor es tan intenso e incontrolable que ya no me siento rota, me siento molida, cada día me repito a mí misma que será la última vez, pero, ¿a quién intento engañar? Es como volver a empezar, me cuesta todo. Le pido, le ruego, le suplico y le imploro a Dios que quite el dolor que llevo encima, solo él puede ayudarme, supongo que debo estar pidiéndole mal, porque cada día me siento peor. Estoy tan exhausta física y mentalmente que siento que ya no puedo continuar. Siento pena por mí, estoy completamente decepcionada, he retrocedido de la forma más abruptamente posible. Es difícil volver a caer en el mismo lugar de donde tanto trabajo me costó intentar salir, otra vez estoy en el fondo, ¿cómo voy a salir? Cada vez me pierdo un poco más, cada vez siento que le estoy pidiendo a Dios de forma equivocada que me saque de aquí; sino, ¿por qué no tengo respuesta...