Chocolate

Ver felices a las personas de mi entorno me ha dado siempre alivio y satisfacción, disfrutar cuando sonríen y ver esas risas en sus rostros que le dan paz y tranquilidad a mi alma, pero actualmente... ver tanto amor me golpea el corazón, ver sus muestras de amor son como dardos lanzados... como desearía poder vivir contigo algo así. Leer que alguien diga: "Mi morrita", duele tanto, levantarse por la mañana sin ningún mensaje de "buenos días", acostarse sin ningún mensaje de "buenas noches", que alguien vele tus sueños, que alguien suspire al escuchar tu voz, me gustaría tanto que alguien se juegue todo por mí y que me haga sentir que valgo la pena, incluso me gustaría ser yo misma quien sienta que me merezco todo el amor o que me lo dé yo misma.

Todavía tengo la ansiedad a tope, todavía me embarga una depresión que se apodera de mí hasta mis entrañas, todavía lloro hasta quedarme sin aire, todavía me falta la respiración y todavía sigo con las mismas ganas de querer desaparecer... ¿hasta cuándo me culparé por lo tétrica que resultó nuestra relación? ¿Hasta cuándo seguiré sintiéndome el ser más repudiable de este planeta? ¿Hasta cuándo buscaré respuestas? ¿Hasta cuándo dejará de doler tanto? Te juro, mi amor, que no hay día en que no le pida a Dios que te cuide, pero sobre todo, que me ayude a ser fuerte, que toque tu corazón, que todo esto sea solo una pesadilla, que me permita despertar... le pido que me ayude a hacer fuerte porque ya mi espíritu se encuentra tan débil y desalentado que las ganas de vivir nuevamente se han esfumado. Sé que el tiempo de Dios es perfecto, que tengo que saber esperar en él, pero es que el dolor es tan profundo que siento que las respuestas solo las puedo encontrar teniendo un descanso, pero uno ...

Hoy es su cumpleaños, me hubiera encantado celebrarlo con ella, me hubiera gustado poder decirle lo feliz que me hace saber que ella existe y un día como hoy vino a este mundo. Sencillamente, es una mujer que se lo merece todo y todo lo hermoso de este planeta. Me pregunto si lo estará celebrando con sus amigas, bailando como tanto le gusta a ella, si sopló las velitas y si le cantaron las mañanitas, me preguntó si es feliz, espero que sí.  Qué dicha saber que al menos por algunos días volví a tenerla, que quizá pude haberme portado mejor y el cuento hubiera sido otro. El tiempo pasa y me sigue doliendo como si todo hubiera sido ayer, ¿por qué nunca pudo funcionar? En todo este tiempo me hago la pregunta y caigo en la respuesta de que todo lo he arruinado solamente yo. He preferido guardar silencio, tomar distancia, aunque muero por escribirle cada día y decirle que la amo, que sea lo que haya hecho, que me perdone, por favor. Lo frustrante es que aunque le mandé mil mensajes, sé q...

¿Por qué? ¿Por qué me cuesta tanto entenderlo? ¿Por qué es tan difícil aceptar que no soy esa persona? Tu persona, es demasiado difícil tratar de entender que no me elegiste, que no me quieres a tu lado, que fui lo suficiente y lo acepto... no soy lo que tú mereces, no soy lo que tú vales. Me falta muchísimo por aprender, me falta llegar hasta tu nivel, alcanzar un poco de lo que eres, me cuesta tanto, perdón, perdóname por todo, por favor, realmente hice lo que pude.

Hoy es otra noche más en las que me acuesto y me enrosco, dándome consuelo a mí misma; porque nadie más lo hará, lloro sin parar y el dolor es tan intenso e incontrolable que ya no me siento rota, me siento molida, cada día me repito a mí misma que será la última vez, pero, ¿a quién intento engañar? Es como volver a empezar, me cuesta todo. Le pido, le ruego, le suplico y le imploro a Dios que quite el dolor que llevo encima, solo él puede ayudarme, supongo que debo estar pidiéndole mal, porque cada día me siento peor. Estoy tan exhausta física y mentalmente que siento que ya no puedo continuar. Siento pena por mí, estoy completamente decepcionada, he retrocedido de la forma más abruptamente posible. Es difícil volver a caer en el mismo lugar de donde tanto trabajo me costó intentar salir, otra vez estoy en el fondo, ¿cómo voy a salir? Cada vez me pierdo un poco más, cada vez siento que le estoy pidiendo a Dios de forma equivocada que me saque de aquí; sino, ¿por qué no tengo respuesta...

Nunca el miedo se ha apodera tanto de mí, miedo a perder la razón, miedo a no saber qué hacer, miedo a no saber de qué forma reaccionar, miedo a no ser lo suficientemente capaz para salir de este profundo hoyo, miedo de reconocer que ella jamás estuvo enamorada de mí, miedo de aceptar que nunca me amó y miedo de saber que todo fue por mi culpa y que jamás podré perdonarme a mí misma todo este pesar y es que cuando el miedo te atrapa es muy difícil que te suelte, al menos el miedo es el único que no quiere apartarse de mí. 

Estoy teniendo un ataque de pánico nuevamente, mi corazón se paraliza, no puedo respirar, me agito, mi cuerpo se estremece, nadie en absoluto conoce el dolor por la que estoy pasando. Quisiera poder cerrar los ojos, descansar por un largo tiempo. ¡Dios, me siento tan agotada! ¿Qué estoy haciendo mal? ¿Tanto daño te hice? ¿Algún día nos lágrimas dejarán de doler tanto? Tengo que intentar calmarme un poco para seguir escribiendo, extraño mucho lo que éramos antes, extraño mucho las personas que éramos antes, extraño mucho a poder tener la capacidad de contar mis problemas a alguien, me extraño mucho, no puedo aceptar a la persona tan deprimente, ansiosa, miserable en la que me he convertido hoy en día. Me doy tanta pena, ¿quién querría estar con un ser tan despreciable como yo? No me reconozco en absoluto y todo me duele, me duele tanto que siento que me voy a volver loca, que siento que voy a explotar. Sinceramente, no encuentro una razón que motive mis días. 

Ya no más, me duele el alma de haberte buscado tanto, llorarte cada noche, tener ataques de ansiedad, no poder respirar, me duele el alma de tanto que voy por ti y ver cómo desprecias mi amor. Ya no quiero sentir más culpa, ya no quiero llorar más, te amo tanto, pero ya estoy agotada...